sábado, 20 de diciembre de 2014

El patrón oro

El patrón oro fue un sistema monetario que suponía a las autoridades de cada país fijar el precio de sus monedas en oro, estableciendo el tipo de cambio entre dos monedas, para saber por la cantidad de oro que se intercambia dicha moneda.

Tuvo lugar antes de la Iª Guerra Mundial, especialmente entre 1870 y 1914. Este patrón fue utilizado  sobre todo por los países de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón y EEUU. Tras la Iª Guerra Mundial se dudó acerca de la estabilidad del patrón oro, aunque en este periodo se intentó reconstruir el sistema monetario internacional.

Centrándonos en el siglo XIX, el patrón oro permitía que el valor de la moneda de un país fuese convertible en oro, debido a que los Bancos centrales tenían la obligación de intercambiarlo cuando fuera necesario.
Fue un periodo de inquietud, ya que los gobiernos de los países implicados en este patrón se preguntaban si este fenómeno podía ocasionar inflación o déficit en las arcas públicas, y así, verse afectados los Bancos centrales.  Pero la existencia del patrón oro en sí no era lo que provocaba la inflación, sino la relajación en su convertibilidad y la posibilidad de que los bancos operasen con reserva de caja, debido a que podía aumentar la cantidad de dinero en circulación en relación con los bienes disponibles.

Por otro lado, las reservas y su composición variaban de un país a otro. La libra esterlina era la principal moneda de divisas y al final del periodo (1914) representaba el 40 % de las reservas  totales de divisas. Así, las reservas de los Bancos centrales no era igual en todos los países. De hecho, en aquellos con sistemas fiduciarios, el banco estaba autorizado a emitir una cantidad de monedas no respaldadas en oro. Por su parte, los países con sistemas proporcionales no podían tener unas reservas inferiores a una proporción de dinero en circulación. Pero los bancos centrales de estos países solían incumplir "las reglas del juego" a corto plazo, para que no le produjese efectos negativos en su economía a largo plazo.

El final de este sistema se debió, en parte, al abandono de las instituciones y la falta de organizaciones capaces de imponer su cumplimiento y de realizar el ajuste que necesitaba la economía mundial.

Tras 1914, la economía internacional entró en recesión y se intentó introducir un nuevo patrón oro, donde EEUU sustituyó a Gran Bretaña como primera economía mundial.

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