domingo, 28 de diciembre de 2014

La hiperinflación de Weimar

Para comenzar, debemos hablar de la inflación. La inflación es una medida económica que indica el crecimiento de los precios dentro de una economía en un periodo determinado. Para cuantificar la inflación se utiliza el IPC (Índice de Precios al Consumo), que es un indicador económico que mide la variación de los precios de un momento determinado con el anterior.

Por otro lado, la hiperinflación es un crecimiento extremadamente rápido y fuera de control de la inflación. Es un momento en el que los aumentos de los precios no cobran sentido.
Generalmente, la hiperinflación tiene lugar cuando hay un aumento d la oferta monetaria que el PIB no es capaz de soportar, lo que provoca que los precios aumenten y la moneda pierda valor.



Uno de los casos más llamativos de hiperinflación fue el que sucedió en la República de Weimar tras la Iª Guerra Mundial, exactamente entre 1921 y 1923, conocido como el periodo de entreguerras.
La República de Weimar fue el régimen político que tuvo Alemania tras la derrota de la Iª Guerra Mundial, que se extendió entre 1919 y 1933. En cuanto a la hiperinflación y sus motivos, vayamos por partes: para comenzar, el abandono del patrón oro en 1914, permitió a Alemania financiar el esfuerzo bélico a base de crédito. Además, El Tratado de Versalles impuso a este país duras sanciones por los actos cometidos en la guerra. Esto provocó que se emitiese más dinero para intentar solventar la deuda.
El imparable aumento de los precios al final de 1921 provocó huelgas y manifestaciones pidiendo una subida de los salarios (que finalmente se produjo) para poder hacer frente a esos precios. Lo que llevó al gobierno a ceder por la presión social, provocando una espiral de caos entre salarios y precios.

Todo esto, más el déficit presupuestario acumulado, llevaron a Alemania a mediados de 1922, a un proceso hiperinflacionario, disminuyendo las exportaciones y aumentado el desempleo.
La situación del país era insostenible, se declaró una huelga general al final de 1922, que acabó por destrozar la economía germana. Un año después, concluyó esta crisis gracias a Hjalmar Schacht que propuso un plan basado en la emisión de una nueva moneda, el Rentenmark, fijándose un cambio de un billón de Papiermark por cada nuevo Rentenmark. Esta medida innovadora permitió detener el proceso hiperinflacionario, aunque supuso un gran sufrimiento para las clases bajas y medias del país germano.

Para concluir, Alemania tuvo que hacer frente años más tarde a la crisis del 29, lo que propició que Hitler se hiciese con el poder, y posteriormente, la IIª Guerra Mundial.

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