domingo, 14 de diciembre de 2014

Una bajada de más del 26 % sin repercusión real

Petrolífera de Brent
El precio del petróleo se halla en un descenso continuo. El barril de Brent, el crudo más utilizado en el continente europeo, ha pasado de costar 115 dólares este pasado mes de junio a bajar incluso de los 80 dólares de esta última semana.


El barril de Brent y el de West Texas (más utilizado en EEUU) rozan unos niveles mínimos desde 2010. Esto viene provocado por las dudas acerca de la economía y las nuevas técnicas de extracción que elevan la producción, sobre todo en las exportaciones de EEUU y las grandes ofertas de Irak y Libia.

Por otro lado, esta bajada tan significativa del crudo no implica que en las gasolineras se refleje de igual forma. De hecho, con esta bajada, hay algunos que ganan mucho y otros como las petrolíferas o los exportadores principales, que pierden.
Entre los ganadores se encuentra España, ya que esta bajada que le supone comprar barriles a 80 dólares en lugar de a 110, le beneficiará debido a que gasta 36 millones de dólares menos al día en combustible si se mantuviesen estos precios.

En cambio, el consumidor final, a que que acude a repostar gasolina o gasóleo no observa de igual forma esta bajada. Para comenzar, porque el precio del crudo es solo una parte de lo que se paga por el litro de gasolina, ya que, además de la materia prima del petróleo, la gasolina incluye el coste de refinado y transformación, así como un elevado porcentaje de impuestos. De hecho, el litro de diésel se sitúa en España a 1,204 euros, pero más de la mitad (0,70 euros) son tasas.

Los culpables de que estas bajadas drásticas no se vean reflejadas en el mercado, se reparten entre gasolineras e instituciones. Es increíble que cuando acudes a repostar el depósito, más de la mitad de lo que pagues sea en impuestos. Al igual pasa con las gasolineras, debido a que estas reciben el barril a un precio muy inferior del que lo venden.
A este fenómeno, la CNC (Comisión Nacional de la Competencia) le llaman "subir como un cohete y bajar como una pluma". Argumenta que es propio de mercados poco competitivos y subraya que "a corto plazo, los precios antes de impuestos minoristas de gasolinas y gasóleos en España reaccionan más rápido ante los incrementos de los precios de importación que ante su reducción".



Esto lleva a pensar que aunque siga bajando el precio del crudo, a las gasolineras estas bajadas se trasladarán de manera menos signifitativa y será menos notoria para el consumidor, nunca acorde con la realidad.



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